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LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS APUESTAN POR EL 'MOBILIARIO SOSTENIBLE'

Andrew World
50 Años de Andreu World por Anatxu
 
 
ZabalbeascoaEl principio se remonta medio siglo, durante el año 55, cuando un joven de 17 años hereda de su padre horas en un taller de ebanistería, una mentalidad de joven empresario y un problema: la pérdida de la empresa familiar de muebles de madera. Francisco Andreu convertiría esa adversidad en la motivación para empezar de nuevo. "Empezamos de cero. Pero yo conocía la empresa desde los diez años. Y me gustaba". Corrían unos años "mucho más duros para la economía, pero bastante más fáciles para los empresarios.
 
Todo estaba por hacer y la competencia era escasa. Hoy sería más difícil arrancar una firma desde cero y lanzarla a competir con el mundo", señala Francisco Andreu, un empresario formado y crecido con sus fábricas, que conoce porque los ha realizado, cada uno de los procesos de manufactura de una silla, desde la selección de la madera, la localización de bosques maderables y aserrado del tronco hasta los procesos de lijado, barnizado o el tapizado de los asientos. En la propia casa familiar de Alacuás, a las afueras de Valencia, y sin electricidad, comenzaron a fabricar piezas de madera, curvados, montaje y barnizado de sillas que revisaban modelos históricos. Corrían los primeros años cincuenta y buena parte del trabajo lo realizaban, fuera de horarios laborales, en talleres ajenos que antiguos amigos les cedían de manera altruista. Las sillas se transportaban en carros y se vendían a tiendas de muebles y a algún viajante de comercio. Los inicios fueron duros y el trabajo constante. Sólo se podía crecer.
 
Tras unos años de precariedad la empresa despertó. Llegó la electricidad y con ella las sierras, una lijadora, un taladro y alguna herramienta más, encerrada en un nuevo local de 32 metros cuadrados. Con veintitrés años, Francisco Andreu tras evaluar el potencial del negocio y discutirlo con los comerciales inauguró la que sería la tercera sede de su creciente empresa: una nave de doscientos metros todavía en la parte trasera de su vivienda. La fábrica crecía y las sillas se estilizaban.
 
Los modelos 72 (1957) y 123 (1963) evocan la sencillez del estilo nórdico que se impuso en los años cincuenta, una imagen de la que Andreu se empapaba, en sus visitas a la feria de Milán, y escuchando las demandas del público. "Viajar entonces no era fácil. Tenías que pedir avales bancarios y dormir en la furgoneta, pero salir de España me abrió los ojos. Tenía la ilusión de fabricar modelos de sillas vanguardistas". Una década más tarde, con la llegada de los sesenta, esa inquietud se materializó gracias a otra desgracia. Un siniestro en la zona de maquinaria de la fábrica destrozó la nave. Un vecino de la cooperativa obrera les ofreció una factoría de 800 metros cuadrados. Se hicieron cuentas y decidió dar el salto. Nacía así Curvados Andreu.

 

-LA HERENCIA-

VINTAGE & RECYCLE ART

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